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Mostrando entradas de junio, 2020

Amor venenoso

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Por Lara Benelli «Elige tu futuro, Elige la vida…Pero, ¿por qué querría yo hacer una cosa así?» -Trainspotting Mi hermano siempre fue propenso a la depresión. Yo creo que por los problemas que había en la casa de mis viejos y en su colegio. Eso lo hizo cambiar, porque de chico era un nene alegre, tierno, simpático. La verdad no lo culpo por todo lo que pasó, yo habría terminado igual si no me hubiera ido de la casa de mis viejos a en el momento indicado, y él tampoco si yo lo hubiera ayudado a tiempo.  Todos los que entraban en esa casa (casa de mis papás) salían depresivos, drogadictos, alcohólicos, con desórdenes alimenticios, agresivos, o algo por el estilo, en fin, locos. En esa casa solo se conoce la palabra "problemas" y la solución para afrontarlos; (en realidad para evadirlos). A medida que fui creciendo, en mi adolescencia más que nada, me di cuenta que mi casa era un infierno. La verdad no era el mejor ambiente para vivir. Mi mamá era prostituta, toda la

El día en el que se acabó la gravedad

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Por Lara Benelli 26/02/2027 Hoy es un día caluroso, lleno de estrés y dolores de cabeza. Hace más de 7 meses que llevamos así y la gente actúa como si no pasara nada, pero yo; yo no lo aguantó más. ¡Quiero mi vida devuelta! No es gracioso dormir en una cama que está pegada al techo, o que la heladera esté boca abajo, ¡o mucho peor! Que estés comiendo y que el plato se escape de la mesa. Las tardes se me hacen eternas porque nunca encuentro el reloj por ningún lado. Y con razón, ¡la casa siempre está patas arriba! 27/02/2027 Fui a la escuela hoy y se sintió tan frustrante estar en esa clase. La profesora no pudo escribir nada en el pizarrón porque éste se fue solito a la sala de profesores. ¡Es una locura! Parece que las cosas tienen vida propia. Se mueven de un lado a otro. 28/02/2027 A lo mejor no me crean pero es realmente difícil escribir este diario. Ya saben, mi día a día en este estado. Hace 5 minutos estaba sentada en mi sillón frente a mi escritorio, ¿y ah

Muñequita de porcelana

Por Lara Benelli   “Welcome to the Island of Misfit Toys” — The perks of being a wallflower Hace mucho tiempo atrás, yo vivía en un mundo en el que era feliz. De verdad lo era.   Ninguna muñeca Barbie, ni siquiera un osito de peluche llegó a sentir la felicidad que yo sentí en algún momento, en ese mundo tan raro, tan vacío, tan insuficiente. Yo me sentía realmente bien, me sentía querida, me sentía valorada, me sentía de alguna manera viva. Vivía en una linda casa, dormía al lado de ella en una cama cómoda, jugaba también con ella en un cuarto divertido, salíamos a pasear a jardines coloridos. Cuando tenía frío ella era mi abrigo, me compartía su estufa y una taza de chocolate caliente en un sofá tibiecito. Cuando tenía calor ella era el aire que me refrescaba, me compartía un inflable en su pileta y una limonada con cubitos de hielo en una reposera mirando al sol. Todo lo hacíamos juntas, adonde quiera que ella iba me llevaba de su mano. Todos a mí alrededor me envidiaba

Desde mi piel

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Por Lara Benelli Había una vez una familia integrada por cuatro personas. Papá, mamá, hija mayor e hija menor. Esta familia no era una familia demasiado distinta a las demás, pero había ciertos momentos en que ellos sentían que eran únicos; ya saben, todo por el simple pensamiento de "cada casa es un mundo". Y de alguna forma esta familia era especial. El papá trabajaba de cocinero, la mamá era ama de casa, la hija mayor estaba en primer año de instituto y la hija menor estaba en séptimo grado de primaria. La familia parecía estar unida por un amor súper fuerte que sentían los unos por los otros; todo parecía ir bien hasta que un día ya nada estuvo "bien". La mamá desde muy joven había sufrido una enfermedad llamada "Artritis Reumatoidea", esta es una enfermedad que aparte de deformar los huesos y atacar las defensas de un ser humano, también es experta en arruinar familias, romper parejas, lastimar infancias y generar un odio y una tristeza

Ruidos y solamente ruidos

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Por Lara Benelli Los sonidos son ondas de presión que generan sensación de satisfacción al oído. Normalmente se produce sonido y se le denomina de esa forma cuando realmente queremos escuchar eso, cuando es algo placentero y agradable para nosotros. Por otro lado el ruido es todo lo contrario. Se le denomina de esa forma cuando es algo que no queremos escuchar. Cuando las ondas de presión son irritantes al oído.  El ruido en mi experiencia, siempre pesa más que el sonido. Desde que tengo memoria soy  intolerante a los ruidos constantes; no me imagino viva si estoy encerrada en una habitación con eco y encima con una persona jugando con el maldito resorte de una lapicera. Y mucho menos con ruidos que son extremadamente agudos. Recuerdo que cuando era chica me acostaba a dormir, pero a la primera que mis oídos  captaban un solo grillo, automáticamente me producía insomnio si no lograba matarlo. Era algo inevitable. Dentro de todo, intentaba desesperadamente de que no me afecte g

Ceder

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Ceder ¿Uno cede por motus propio? ¿o sólo lo hace cuando es inevitable el desgarro emocional? ¿Cedo cuando estoy enamorado? ¿O cedo cuando me someto? ¿Me someto al amor? ¿O es aquel amor al que me someto nada más y nada menos que otra treta de la aclamada perra - diosa que demanda el precio de tu libertad de expresión a cambio de la sobrevalorada sensación del amor de película? Sin importar cuando ceda, la vida es insaciable. Ceder... Ceder... Ceder... un día me despierto y me encuentro que he cedido mi tiempo, mi juventud, mi paciencia, mis entrañas... Todo en nombre del amor al prójimo. He cedido 18 años a la condena de vivir y, a cambio, sólo recibo despojos de personas más descocidas que vivas. Llegan. Las remiendo. Se quedan un momento y se van. Un día de estos me quedaré sin hilo; llegará ese momento en donde todo habrá acabado y quizá, sólo quizá, recibo mi galardón. ¡Qué suerte la tuya, Alice! La perra - diosa ya no rasguña tus talones en busca de atención. - Nico

Ventana

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* Por Lara Benelli "Alguien entra en el silencio y me abandona. Ahora la soledad no esta sola. Te anuncias como la sed. Tú hablas como la noche". - Alejandra Pizarnik Recuerdo que el paisaje que se podía observar desde mi ventana era realmente deprimente. No importaba si era un día soleado o lluvioso; siempre daba esa sensación horrible de tristeza.  Recuerdo que se podía ver un edificio abandonado con aire de melancolía y soledad; con colores apagados. Esos grises, negro y blanco que dan sensación de vacío al alma. Todavía recuerdo la primera vez que me acerqué y observé todo eso. Recuerdo que me puse a llorar, por horas; y desde ese entonces por quince años, nunca quise volver a mirar por ella. La mantuve cerrada durante todos esos años. Me negaba a mirarla. Me negaba a abrir esa persiana y esas cortinas añejas. Hasta que un día, un día para nada especial, un día común y corriente, un día como l