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Literatura latinoamericana: Discusiones Inestables II

 Por Rocío Elizabeth Torres Introducción: Leo a tres grandes autores, por supuesto, después de leerlos pienso que les hace justicia este adjetivo realmente merecedor. Por suerte, la consigna para el presente trabajo * me da permiso para poder contextualizarlos de una manera muy personal para mí, es decir, explicito aquí   lo que consideré más importante contextualizar de cada uno de ellos y lo que representaron de manera histórica, social-política o individual, como será en el caso del apartado La nostalgia borgeana (…). Tanto como para   Juan Rulfo, Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges, escogí, trabajar en sus obras, el tópico de la identidad . La idea de profundizar en este tópico me la sugirió hace un tiempo la lectura fortuita de un artículo de la UNESCO publicado hace unos años atrás. El autor de dicho artículo, Alí A. Mazrui, habla sobre la “ Tradición oral y los archivos en África ”; un título que me llamó la atención, ya que en el primer trabajo realizado para esta as

Hemón

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                                                                                                       La primera vez que lo vi, después de aquel triste suceso, fue en una cafetería de la esquina Macía y 7 de marzo. Él simplemente se sentó enfrente de mí pero su mirada permanecía extraviada. Se podía observar cómo cargaba con un peso imposible. Esa tarde ni una sola palabra salió de su boca. Solía ensimismarse tanto cuando algo lo agobiaba. Y su boca, sus comisuras caídas hacia los costados delataban tristeza. Dolía mirarlo. El segundo episodio que recuerdo está más relacionado con un momento colorido, hasta alegre, quisiera afirmar. Aun así, él apenas me dirigía la palabra. Recuerdo ir juntos a la costanera del río para pasear y conversar a través del sendero iluminado por los lapachos en flor. Era uno de esos días de febrero, días cargados de colores y olores a espumita; de esa con la que juegan los niños y las niñas en carnaval. Sí, ahora claramente recuerdo, era carnaval y asisti

Don Quijote y Agilulfo: dos modos de representación del signo

  Foucault   escribiría acerca de Don Quijote que él, en sí mismo, era un signo .   Una   representación de un ideal llevado a cabo mediante su ingeniosa imaginación. “Largo grafismo flaco como una letra, acaba de escapar directamente del bostezo de los libros. Todo su ser no es otra cosa que lenguaje, texto, hojas impresas, historia ya transcrita. Está hecho de palabras entrecruzadas; pertenece a la escritura errante por el mundo entre la semejanza de las cosas”. (Foucault, 1968: 53) Don Quijote es la medida de aquello que ha leído.   Y cada episodio, cada decisión, cada hazaña serán signos de que Don Quijote es, en efecto, semejante a todos esos signos que ha calcado (Idem) La materialidad de la lectura extenuante de sus libros había llegado al punto de verse reflejado en él y su armadura, con la transfiguración o deformación de una mente ‘cuerda’ a una mente que desvariaba en aventuras inexistentes. Esta palabra última, trajo a mí una lectura que realicé con anterioridad so

Literatura Latinoamericana: discusiones inestables. Un ensayo...

Por Rocío Elizabeth Torres “Primero se conoce la tierra por los sentidos, después por el intelecto: Nihil est in intellectus quod prius non fuerit in sensu ”. [1] El año pasado para el coloquio final de Itinerarios por la literatura argentina I , mencioné -de manera ingenua, a la vez que pertinente-, que los primeros formatos de literatura argentina fueron una especie de literatura “prestada”. Claro, me refería a los diarios y crónicas de Colón, Ulrich Schmidel, Bernal Díaz del Castillo, etc. y   a sus versiones narrativas de las crónicas. A modo de ejemplo, esas referencias me sirvieron   para introducir   a mi coloquio   lo que posteriormente se concibió como literatura argentina; es decir, los escritos de autores   románticos [2] tales   como Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi, Juan María Gutiérrez, entre otros. Por supuesto, esa primera tentativa de llamar literatura “prestada” era un tanto audaz e ingenua de mi parte frente a un asunto tan complejo. Porque