La desafección

No había forma en el colectivo de que supiera,
cuando vimos los lapachos de Alberdi florecidos,
si esa primera noche nuestra era el principio de algo.
Estamos cansados, desayunamos jengibre y porro.
En mayor o en menor medida conocemos la calle
y es difícil que vayamos a confundir la parada.
No había forma entonces de que yo,
cuando vos preguntabas podría tu hombro
sostener mi cabeza, supiera que esa noche
llamaría la hermana de mi gran amigo
para avisar que él había muerto y al otro día
lo iban a velar temprano en Caramuto.
Envejecí en ese colectivo, mirando la avenida,
cuando Alejandro vivía y aún cabía pensar
que quien respeta la pureza de las cosas
busca más bien la desafección que el afecto.
Envejecíamos pero no había forma de saberlo
mientras vos decías cada año cuando florecen
estos árboles me hacen pensar lo mismo,
no hay más que recuerdos de recuerdos;
vamos bajando hacia el centro en colectivo,
sin saber si abrazarnos o si no, apenas
preocupados por la hora y por las torres
que impávidas remontan el cielo en la ciudad.
[del libro Folk]
-Bernardo Orge

Comentarios

Entradas populares de este blog

Literatura latinoamericana: Discusiones Inestables II

Literatura Latinoamericana: discusiones inestables. Un ensayo...

Refrán - Emma Barrandeguy