Hemón
La primera vez que lo vi, después de aquel triste suceso, fue en una cafetería de la esquina Macía y 7 de marzo. Él simplemente se sentó enfrente de mí pero su mirada permanecía extraviada. Se podía observar cómo cargaba con un peso imposible. Esa tarde ni una sola palabra salió de su boca. Solía ensimismarse tanto cuando algo lo agobiaba. Y su boca, sus comisuras caídas hacia los costados delataban tristeza. Dolía mirarlo. El segundo episodio que recuerdo está más relacionado con un momento colorido, hasta alegre, quisiera afirmar. Aun así, él apenas me dirigía la palabra. Recuerdo ir juntos a la costanera del río para pasear y...